Adrián Antonio Petit (EA1CYK)
Cuando habla, Adrián Antonio Petit ya desprende un halo altruista perceptible, que se deja notar entre sus expresiones, en medio de sus historias. Este asturiano es brigada especialista del área de mantenimiento del Ejército de Tierra y un enorme apasionado a la radioafición, un medio de comunicación a través del cual propaga su carácter cercano y su voz dulce a personas que, como él, comparten una pasión única a través de las ondas.
"La comunicación siempre ha sido un punto fundamental en la vida, en todos los sentidos y en todos los niveles" explica Petit antes de puntualizar como nació ese amor por la radioafición. Dice que surgió bien temprano, cuando era un chico, cuando se fijaba en los aparatosos talkies que permitían una comunicación de una casa a la otra. "Hace unos treinta años que practico ese hobby, pero no me he cansado nunca, no me puedo cansar, de hecho, ya que la radioafición ofrece un amplio abanico de posibilidades: desde el habla hasta la comunicación digital, por citar unos ejemplos. Nunca me he aburrido", comenta.
Su voz se ha propagado desde puntos geográficos de lo más diversos. Su trabajo, se lo permite: "En mi caso he tenido la suerte y la posibilidad de viajar alrededor del mundo, desde el Líbano hasta Afganistán o Kosovo". Y también desde el lugar más inhóspito del planeta, la Antártida.
Experiencia en la Antártida
Petit llegó en el continente helado a finales de 2011, después de cuatro años solicitando dicho territorio como destino. El brigada asturiano dejó su vida en Santander durante unos meses, y aunque se llevó sidra y la bandera de su comunidad autónoma el impacto fue, obviamente, importante. En concreto, el militar trabajaba i vivía en la base Gabriel de Castilla, situada en la Isla Decepción, en el archipiélago de las islas Shetland del Sur, a unos 13.000 kilómetros de España.
Desde allí, el brigada avilesino realizó su trabajo durante unos meses. Concretamente, en dicho punto la misión del Ejército de Tierra es la de proporcionar soporte logístico a los científicos que trabajan en la base, pero también deben llevar a cabo investigaciones de interés para el Ejército relacionadas con las transmisiones, el medio ambiente o la sanidad. "La Antártida es un continente muy bonito que entre todos debemos preservar, se trata de un laboratorio único, los datos que se pueden obtener allí son fundamentales para la evolución de muchos sectores", explica antes de puntualizar una cosa: "Allí me di cuenta que el nivel científico español está más reconocido a nivel internacional que a nivel nacional, nos valoran más a fuera que entre nosotros".
Petit, que trabajó hasta finales de marzo de 2010 en la base española, tuvo que lidiar en un territorio aparentemente hostil con las exigencias que se le piden a un responsable de mantenimiento. En definitiva, él era en encargado de que todo funcionase como uno rodillo, de manera precisa. "En mi caso la mayor parte del tiempo me lo pasaba fuera de la base, con las condiciones meteorológicas que eso conllevaba", dice. Un ejemplo: allí, una caída al agua puede resultar mortal en solo cuestión de segundos.
El brigada asturiano recuerda que durante su estancia en el continente más recóndito del mundo el día a día era similar al que puede haber aquí: después del trabajo había un rato libre. Y era en ese espacio de tiempo donde Petit aprovechaba para dar rienda suelta a su amor por la radioafición. "En la Antártida la radio tenía una importancia latente, y no solo como pasatiempo, la radio en situaciones de emergencia puede salvar vidas. Allí, la radioafición no es una afición, es una parte muy importante en la seguridad".
De la Isla Decepción a Galliners
Durante su ya larga trayectoria como radioaficionado Adrián ha contactado con centenares de personas a través de su indicativo EA1CYK. Desde la Antártida, no obstante, realizó una de sus conexiones más especiales, cuando llevó a cabo una videoconferencia con la escuela Sant Esteve de Guialbes dentro del municipio de Vilademuls, en Girona, mediante la ayuda de su buen amigo Francesc (EA3AER). "Fue una experiencia muy bonita, todos nos divertimos mucho con aquello", cuenta segundos antes de pensar en voz alta: "Es muy importante que las nuevas generaciones mantengan medios de comunicación como la radioafición, un medio nostálgico y con un punto de romanticismo, dado que siempre, siempre, habrá una persona al otro lado".
Autor: Redacción
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