Entrar en la peluquería Il Figaro de Figueres se convierte en un viaje entre los tiempos: por un lado, la rusticidad que desprende el local revestido con madera conjuga muy bien con la larga tradición de este oficio, y por otro, los peinados y las barbas que se perfeccionan gracias al buen trabajo del italiano Daniele Cagnazzo recorren con concreción las últimas modas y tendencias. Esta capacidad de adaptación, precisamente, ha permitido el establecimiento aguantar de pie la crisis sanitaria provocada por la Covid-19. "Hemos abierto con mucha precaución y con sistemas de limpieza y desinfección constante", señala Daniele, que reconoce que las medidas, necesarias, también suponen "un esfuerzo y tiempo increíble", aparte de que tampoco les permiten trabajar con un aforo completo.
"La limpieza siempre ha formado parte de nuestro trabajo, pero ahora estamos hablando de una desinfección total", añade el peluquero, que a pesar de las circunstancias contempla nuevas oportunidades surgidas del contexto vigente: "Veo una parte buena, en todo esto: hay una oportunidad de captar clientes nuevos. Si yo tengo la peluquería con una constante limpieza de desinfección, esto sólo puede provocar buenas críticas”. De hecho, durante estos días después de la reapertura, Cagnazzo ha recibido las alabanzas de profesionales sanitarios que son clientes suyos desde hace tiempo, como médicos, enfermeros u odontólogos. "Me han felicidad de cómo llevo las tareas de limpieza y ellos se han sentido a gusto en mi casa, y al final esto es la gran recompensa de todo el esfuerzo que estamos haciendo estas semanas", apunta.
La limpieza en el local, ubicado en la calle Vilafant de la capital alto-ampurdanesa, se ha mantenido impoluta desde el día que volvió a levantar la persiana, y lo que ha cambiado más es, en definitiva, la actitud de la clientela. Así lo concreta el mismo Daniele, que explica que del "temor" inicial durante los primeros días de la desescalada se ha pasado a un "relajamiento" palpable. "Por un lado, toda la preparación que realizamos en la tienda les da confianza, y por el otro mis clientes confían plenamente en mi profesionalidad después de treinta años en el sector", detalla el peluquero antes de proyectar otro mensaje, igualmente importante: "Todo esto no sólo lo hago por la clientela, también lo hago porque es mi deber como profesional y, además, lo realizo para no poner en peligro ni a mi familia ni a mí mismo".
Según considera el estilista italiano, con la llegada del otoño el coronavirus puede volver a aparecer con más contundencia que en verano, pero en este caso habrá un punto a favor remarcable: "Hemos aprendido mucho sobre cómo afrontar esta situación, estaremos más preparados. Lo más importante es no perder la fuerza de voluntad, hay que luchar y mirar adelante". "No me dan miedo los retos, al contrario, a mí me hacen más fuerte. Hay que ser positivo y optimista, porque ser negativo no sirve para nada ni a nadie", concluye.
Un estilo bien definido
Il Figaro dio un paso firme hacia adelante en 2018, cuando estrenó el actual local de Figueres, un espacio que transmite una imagen de barbería auténtica y genuina. Desde allí, Cagnazzo trabaja de manera incansable para alcanzar un objetivo muy claro: "lo que yo quiero es transportar la moda italiana en Cataluña". Y seguro que este hito se está logrando con muy buenos resultados, dada la cada vez más consolidada cartera de clientes, entre los que hay algunas caras bien conocidas, como el piloto de MotoGP, Maverick Viñales. "Hace treinta años que trabajo en este sector y desde los inicios hasta ahora ha habido una gran evolución. El mundo de la peluquería ha cambiado y se ha modernizado mucho, sea con relación a los productos, a las herramientas o la mentalidad de la gente", concluye Daniele, quien también ha trabajado en su Italia natal o en Alemania.
Autor: Redacción
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