Javier Negre: ‘El canal ‘Estado de Alarma’ ha aparecido como una tercera vía en ese duopolio entre los medios tradicionales y las televisiones’

Dicen que las crisis son épocas de oportunidades. E incluso una pandemia global, con los efectos que ello genera a gran escala, también puede generar nuevos proyectos. Este es el caso del programa ‘Estado de Alarma’ creado por el periodista Javier Negre, un canal de YouTube que mediante un estilo genuino y sin tapujos ha conseguido un éxito notorio y veloz. “Sin medios técnicos y sin cobrar ni un duro nos hemos convertido en una alternativa a televisiones como La Sexta y tenemos más audiencia que programas de Televisión Española que suponen bastante dinero, y a cuesta del erario público”, dice Negre.

¿Cómo nace ‘Estado de Alarma’?

Javier Negre. El canal nace aproximadamente a mediados de marzo, cuando yo, en mis ratos libres del confinamiento, decidí  llamar a Cristina Seguí para mantener una conversación a través de Skype. La subimos a YouTube y funcionó bien, teniendo en cuenta los pocos seguidores que yo tenía entonces en la plataforma -tuvo unas 7.000 visualizaciones-, y de repente vi que esa conversación podría ser ampliada a otros amigos constitucionalistas. Empecé a darle vueltas y le dije a Cristina que crearía un epígrafe llamado ‘Estado de Alarma’, como la situación en la que estamos ahora, y ya el día siguiente llamé a un amigo realizador que había vuelto de Miami y de forma totalmente altruista empezó a realizarlo. Empezamos de cero, con medios muy ínfimos, y poco a poco fuimos mejorando la técnica e involucrando a colaboradores constitucionalistas que habían sido silenciados de grandes medios, caras muy conocidas que han sido relegadas a un segundo plano y han sido cambiadas por estómagos agradecidos del Gobierno de Pedro Sánchez, que como es sabido coloca a muchos periodistas en las tertulias. Todos estos colaboradores quedaron encantados con el formato del programa, una tertulia con cero euros de coste y un formato low cost que ahora no tiene ni sentido llevarlo a plató: aunque estemos en desescalada hay mucho contertulio que prefiere conectar desde su casa de forma cómoda.

¿Esperaba esta evolución? 

J.N. No esperábamos tanta repercusión al primer mes. El primer programa con Macarena Olona tuvo ya 100.000 visualizaciones y bastantes impresiones, tuvo alrededor de medio millón de contactos, que no es lo mismo que las visualizaciones de YouTube, que de hecho su algoritmo está castigando la publicidad que va asociada a vídeos que critican el Gobierno o que son contenidos acerca del coronavirus. A pesar de todo ello, hemos remado contra viento y marea, hemos formado un equipo voluntario de unas siete personas que trabaja más de catorce horas al día, y al final se ha conseguido un producto que ha conectado. Sabía que había mucha gente huérfana de la parrilla televisiva, gente que no quiere ver más La Sexta o Televisión Española, y vi que se tenía que conectar con todos ellos. Algo como hizo en su día Robert Ailes con Fox News, cuando observó que había una mitad de América que estaba completamente desamparada y desatendida a nivel audiovisual y montó ese imperio. Nosotros no tenemos a Rupert Murdoch detrás, pero sí que hemos lanzado varias campañas de crowdfunding que no han ido mal y también un Patreon para todos aquellos que lo deseen se puedan hacer mecenas del proyecto: se puede colaborar desde los 2 hasta los 100 euros, y en función de lo que se paga se pueden tener más beneficios exclusivos, así como contacto con los presentadores y protagonistas del programa o encuentros anuales.

Entiendo por lo tanto, que sí que esperabais una aceptación popular.

J.N. Sí, nosotros esperábamos esa evolución, pero no tan rápida. Calculaba un proceso de crecimiento a YouTube -que es muy lento- entorno a los tres o cuatro meses. De hecho, yo soy el número dos del área audiovisual del diario El Mundo, y es curioso, ya que El Mundo lleva 7 años y tiene 210.000 suscriptores y nosotros ya hemos superado a mi propio periódico. Ahora bien, se trata de un proyecto totalmente distinto: Estado de Alarma es una especie de televisión por Internet muy cañera,  y obviamente en El Mundo, que es un periódico más generalista, este contenido no cabe.  

Un de los casos más llamativos ha sido el llamado ‘Merlose Place’.

J.N. Dicen que nos ha ayudado a crecer, pero nos ha dado unos 10.000 subscriptores cuando nosotros, antes de ese caso, ya teníamos cerca de 200.000. Es decir, nos dan más la política y los análisis económicos serios que un caso que han tratado de utilizar para desvirtuar mi imagen y el sentido político y serio de un canal como Estado de Alarma. Es por eso que ya he prohibido la difusión de esas imágenes y he salido de ese circo mediático donde querían mancharme, un circo que quería utilizar el Gobierno para desviar la atención y así evitar que habláramos de los muertos que están escondiendo y del verdadero dolor de las víctimas.

¿Cómo se podría definir ‘Estado de Alarma’?

J.N. Es un programa de YouTube disruptivo, políticamente incorrecto y que desmonta el Gobierno del bulo contando simplemente la verdad que quiere esconder Moncloa. Con la crisis del coronavirus, la opinión pública ya se ha quitado la venda y algunos periodistas, que antes estaban en un pedestal, se han caído de él. Mucha gente ya no confía en ellos y ese descrédito de una parte de la opinión pública hacia los medios tradicionales y las televisiones ha beneficiado a Estado de Alarma, que ha aparecido como una tercera vía en ese duopolio. Estamos contentos, hay mucha gente que nos escribe y nos ofrece sus testimonios, pero cuando les decimos que no tenemos capacidad para entrevistarlos y les proponemos derivarlos en algún programa serio y constitucionalista como ‘El programa de Ana Rosa’, nos dicen que no, que solo quieren hablar con Estado de Alarma.  Nuestro programa se ha convertido en un soplo de aire fresco, un foro de libertad de expresión donde caben todo tipo de sensibilidades ideológicas: desde José María García rajando contra VOX hasta Santiago Abascal, Isabel Díaz Ayuso o muchísimos más líderes políticos, así como representantes de la cultura o del arte, un elenco de colaboradores que no envidian a ningún tipo de televisión. Estado de Alarma es un producto multidisciplinar y transversal, que no quiere ser un reducto rancio de la derecha mediática.

¿Consideras que periodísticamente llena un vacío? 

J.N. Periodísticamente ocupa un nicho de mercado, como en su día ocupó en la prensa digital OK Diario, un medio combativo, de derechas, contundente. En la televisión o el mundo audiovisual no había nada parecido: un programa que a través de la originalidad y la creatividad, con punch e intencionalidad política, hiciese lo mismo que en su día hizo Pablo Iglesias con La Tuerka, pero mejor. El nuestro no es un programa de humor, pero sí que tiene ciertos gajes, jugamos con personajes y creamos personajes, así como secciones y formatos. Lo que trato es de buscar precisamente esto, una intencionalidad política que genere mucha conexión con el público constitucionalista, que estaba absolutamente huérfano.

¿Un canal constitucionalista, pero ligeramente transversal?

J.N. Nosotros hemos recibido críticas por llevar socialistas como Antonio Miguel Carmona, que nos dio más subscriptores que ‘Merlose Place’. Lo que hacemos es abrir el ancho de banda del programa, porque si solo queremos crecer con la derecha estamos abocados al fracaso. En este sentido, el modelo de La Sexta es interesante, porque a pesar de ser una televisión de izquierdas a través de la propaganda, sí que a veces lleva periodistas de derechas, menos combativos de lo que deberían, y trata de abrir una cierta transversalidad. En nuestro caso, no es que hayamos copiado su modelo, de hecho somos otra cosa e intentamos desmontar esta televisión que cobra publicidad institucional, pero sí que hemos ocupado un nicho de mercado que estaba completamente desatendido y vacío. Tampoco había dinero para montar un proyecto como La Sexta, por decir algo, ya que Estado de Alarma nace del desinterés y de la voluntariedad de muchos políticos y periodistas que estamos hartos, y en estos momentos ya tenemos más audiencia que algunos programas de televisión con varios millones de presupuesto. Con cero euros estamos creando un programa que ya llega a 500.000 visualizaciones y cerca de dos millones y medio de impresiones, y esto nos llena de orgullo y nos hace seguir trabajando desde la humildad.      

Hablamos de otro momento cumbre, la sección de Carles Enric. Los colaboradores o las entrevistas son el eje principal del programa, entiendo.

J.N. El fenómeno de Carles Enric es curioso. Ya lo tenía en el punto de mira desde hacía bastante tiempo como columnista, me parecía muy interesante lo que contaba y sin duda ha sido uno de los grandes fenómenos virales durante esta crisis del coronavirus como otros periodistas, por ejemplo Matthew Bennett, todos ellos profesionales que van a contracorriente, a su bola, que dicen cosas que la izquierda radical no quiere escuchar. En su caso, parece ser que ha conectado con una fuente muy importante en la Moncloa, una ‘Garganta Profunda’, y lo que cuenta lo he podido confirmar, dado que yo también tengo fuentes importantes. Carles Enric ha conectado con un público a través de un formato en Estado de Alarma llamado ‘Confirmado La Moncloa’, que es como llama él a sus tuits e hilos donde trata de desestabilizar la tranquilidad de Moncloa, y según me cuenta desde allí lo leen y hacen seguimiento. Realmente se trata de una sección que algunos se piensan que es de broma, pero lo que explica es real. A veces se le escapa algún rumor no confirmado, pero en la gran mayoría de las ocasiones hace información muy rigurosa y seria, sin duda es una de las personas más brillantes del proyecto. Su sección, que mezcla la información seria con las anécdotas y rumores que le han podido llegar, vendría a ser como ‘La hora golfa de Carles Enric’, y la verdad es que tiene enganchados a mucha gente del programa. Y estamos hablando de un hombre que no tiene un gran medio detrás, simplemente es una persona humilde que tiene su empresa, en su  caso dedicada a la venta de mapas. Animo a todo el mundo a comprarle mapas, porque se lo merece. Además es un catalán de bien, constitucionalista.

¿Si hablamos de la gestión del coronavirus en España, más allá de una evidente crisis sanitaria representa también una crisis informativa?

J.N. Bajo mi punto de vista la crisis del coronavirus también es una crisis brutal para los medios de comunicación, que las van a pasar canutas, principalmente aquellos que dependen de ayudas públicas, publicidad institucional y de grandes anunciantes, que obviamente van a recortar muchísimo dinero. Pero sobre todo es una crisis de descrédito de la opinión pública hacia los grandes medios tradicionales, porque han visto que hay muchos medios que con tal de venderse al Gobierno se convierten en estómagos agradecidos y acaban, entre comillas, corrompiéndose y prostituyendo su información para seguir las consignas que dicta Moncloa. Esto ha hecho que muchos españoles se quiten la venda de los ojos y vean que hay muchos intereses en los medios de comunicación, que no siempre cuentan la verdad en casos tan evidentes como que hay un Gobierno que miente, que contrata empresas que no sirven para tratar material sanitario, que tienen más experiencia en productos eróticos e incluso algunas no tienen ni dirección. Estamos hablando de un Gobierno negligente, cuya negligencia ha costado vidas, por supuesto que es así. Y ya hay gente que responsabiliza a aquellos portavoces mediáticos de Moncloa que pululaban por los platós y decían que con el coronavirus no pasaba nada, que era una especie de gripe estacional y que solo iba a morir la gente mayor. Evidentemente, dichos periodistas están ahora muy nerviosos porque ahora el control de las redes lo tienen los periodistas que utilizan listas y los influencers de derechas. Por lo tanto, sí que va a haber una crisis informativa y de hecho Estado de Alarma se erige como una brecha, un producto disruptivo para que mucha gente se entere de la verdad a través de un programa de YouTube. Sin medios técnicos y sin cobrar ni un duro nos hemos convertido en una alternativa a televisiones como La Sexta y tenemos más audiencia que programas de Televisión Española que suponen bastante dinero, y a cuesta del erario público.

¿Cómo valoras la gestión del Gobierno hasta este momento?

J.N. Solo hay que leer la prensa para darte cuenta de que cada día es un horror en forma de titular. El Gobierno ha actuado tarde y mal, con falta de previsión, y ahora pide a la oposición que los apoye. En este sentido, lo que ha hecho la señora Inés Arrimadas es un suicidio, Ciudadanos se aboca a la desaparición, y lo ha hecho por mero poder. Lo que está claro es que no se puede validar y legitimar a un Gobierno que ha mentido acerca de las víctimas, muchas de ellas provocadas por su propia negiglencia. Solo hay que recordar la manifestación del 8-M en la cual antepusieron la bandera ideológica del feminismo radical a la propia salud de las mujeres, cuando había advertencias sanitarias. El propio Fernando Simón, que sigue dando ruedas de prensa como si no hubiese un mañana, todavía no ha pedido perdón por decir que solo habría un contagio. Todo esto es lamentable, tenemos un presidente del Gobierno que ha plagiado una tesis, que ha dicho públicamente que los tests estaban homologados cuando eran piratas… China te los puede colar una vez, dos, tres… ¿Pero tantas veces como estamos leyendo en la prensa? Me parece un escándalo. Y obviamente han bloqueado el portal de transparencia porque los periodistas estamos investigando, no hay luz y taquígrafos, no quieren que sepamos nada. Se trata de amordazarnos, callarnos y meternos en la cárcel, esto es lo que quiere el Gobierno para el canal Estado de Alarma. 

Hablando de dificultades a la hora de proyectar contenido, hace poco vuestra web sufrió un ataque. 

J.N. Sí. Hemos creado una página web (www.estadodealarmatv.es) que en el día de su estreno, a las nueve y media de la noche, fue hackeada con un ataque cibernético completamente disparatado. A pesar de ello, no nos vamos a callar y ya estamos tratando, con el poco dinero que hemos podido recaudar, de invertir en ciberseguridad para crear un producto competitivo y sostenible en el tiempo. Esta es de hecho la idea de Estado de Alarma, que no sea un producto que dure solo durante el confinamiento, y por eso hemos impulsado la web, que os invito a visitar del mismo modo que os animo a suscribiros en el canal de YouTube, del que ya habla incluso Whoopi Goldberg a raíz del caso ‘Merlose Place’.

¿Cómo ha sido la reconversión a ‘youtuber’, por cierto?

J.N. Me hace gracia lo de la reconversión a ‘youtuber’, porque yo sigo siendo periodista de El Mundo. Es decir, sigo siendo adjunto a la dirección audiovisual de Unidad Editorial y controlo los contenidos audiovisuales de El Mundo, Marca, Expansión, Telva, Yo Dona y otras cabeceras del grupo, además de seguir trabajando, teletrabajando en estos momentos, en mi periódico. Para mí lo de ‘youtuber’ no es ningún descalificativo, aunque Risto Mejido lo use para atacarme, simplemente es una forma más de llenar mis ratos libres. Esto empezó a mediados de marzo, con pijama, cuando me di cuenta de que YouTube tenía un gran potencial a escala mundial, que se trata de un medio donde se puede ganar mucha influencia, aunque tampoco pensaba que íbamos a crecer de una manera tan rápida. Pero yo no me considero ‘youtuber’, sino un periodista que hace periodismo a través de YouTube. Un ‘youtuber’ es aquella persona que tiene su única forma de comunicar en YouTube, mientras que yo sigo comunicando a través de El Mundo, sigo haciendo entrevistas, la última a Jose Miguel Gaona, y también escribo, voy a programas de televisión… No discrepo de la faceta de ‘youtuber’ ni me avergüenzo que me etiqueten así, pero yo no me considero como tal. Soy un periodista que utiliza este canal, y otros, como forma de expresión.

VISITA: CANAL ESTADO DE ALARMA

Autor: Redacción