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25-03-2019 | 21:44hs
•OPINIó

Los cómplices del 'procés'

No hay nada peor para aquel que se diga empresario que cualquiera pueda reírse a su cara

La historia de Cataluña está llena de traidores. Sin ir más lejos el héroe nacional, Rafael Casanova i Comes, al que se rinde tributos cada 11 de septiembre no fue precisamente un valiente. Murió bastantes años después de traicionar a los suyos trabajando tranquilamente como abogado en una casa en Sant Boi de Llobregat.

En la actualidad no hay un Casanova definido, pero si cientos de personajes oscuros y no tan oscuros, que han sido claramente cómplices con los acusados por el “procés”. Entre todos podemos destacar dos grandes grupos. Por un lado muchos comunicadores, el órgano de propaganda de la independencia, y por el otro lado algunos empresarios. Curiosamente unos y sobre todo los otros se han escondido, de una forma cobarde, muy estilo Casanova, cuando ha llegado el momento de la verdad.

Los cómplices de la comunicación son bien conocidos. Articulados en torno a Tv3 y el dinero de las subvenciones hemos asistido al desprestigio de una profesión como el periodismo con personajes como Vicenç Partal, Mónica Terribas, José Antich, Toni Bassas, Jordi Basté o el titiritero de Toni Soler, por citar algunos de ellos. Todos con un punto en común. Valientes hasta la república, ciertamente comedidos, vamos a ser elegantes, con su fracaso. Ninguno, como pueden imaginar, con una trayectoria destacada en el mundo internacional. Vividores de lo local, con un única ansia de sentirse queridos en una vida ciertamente aburrida.

Los cómplices de las empresas son menos conocidos. Por nombres podríamos listarlos con cierta facilidad: Victor Grifols, Artur Carulla, Tatxo Benet, Joaquim Coello, Miquel Martí, Joan Font, Anton Raventós, Enric Crous, Pau Relat, Joan Planes, Carlos Colomer, Oriol Guixà, Carles Sumarroca, Joan Oliveras, Joaquim Vidal y Ferran Rodé. Aunque seamos sinceros muchos son tan anónimos que sólo citando sus empresas podríamos saber quienes son. Por ejemplo Grifols, Gallina Blanca, los Supermercados Bon Preu, Fluidra, la Farga, los supermercados Valvi o incluso la ya quebrada Unipost.

Algunos pueden leer la palabra cómplice como excesiva. Aunque en una situación como la vivida los últimos años en Cataluña algunos creemos que nada es excesivo. Dónde han volado los insultos, las amenazas, la violencia verbal, anticipar una palabra como complicidad a lo que escribirá en unos años la historia creemos es un ejercicio simplemente de humildad y perseverancia.
Pero estos empresarios, y algunos otros, han creído ser lo suficientemente hábiles para esconder su reciente pasado como si nada hubiera pasado. Y aquí, olvidan un detalle. Uno puede seguir comprando en Bon Preu, es mi caso, o usar servicios de esas empresas cómplices no por ideas sino simplemente porque en el siglo XXI algunos separamos la complicidad del trabajo. Ellos seguramente son incapaces de hacerlo, y lo confirman con el silencio cobarde de los últimos meses.

Cuando alguien les explique que los políticos han engañado al “poble”, no olviden que estos empresarios han engañado a los políticos. Les hicieron jugar, les animaron a lanzarse al vacío, y cuando llego el momento se olvidaron de ellos. A mi la verdad, los políticos engañados no me dan ninguna pena. Los periodistas de la propaganda tampoco – cuando se queden sin subvención volverán a su miserable vida -.

¿Y sobre los empresarios cómplices? que quieren que les diga. Están allí mientras tengan su dinero, pero la vergüenza y la cobardía de sus actuaciones les acompañaran para siempre. Y entre nosotros, sobre cualquiera de esos nombres podremos reírnos sin pudor. Incluso delante de su cara. Total todos sabemos que la cobardía y la decencia nunca han ido de la mano juntos. Y en Cataluña menos. Y al final estos grandes patrones de la Cataluña feudal servirán simplemente para echar unas risas. No hay nada peor para aquel que se diga empresario que cualquiera pueda reírse a su cara.




Link:
https://gironanoticies.com/noticia/87619_lo-complice-delproce--2.htm