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10-01-2017 | 17:29hs
•OPINIó

El futuro de Cataluña

El "señor de Girona", aquel que mintió en su CV aunque nada paso, dice que no será más presidente


Cuando me pidieron escribir una columna en este diario no tenía muy claro como enfocar el tema. Como escribo en mi sección semanal en Crónica Global estamos asistiendo al final del denominado "procés". Como allí remarco cualquier final, sea político, social o hasta amoroso, implica un aumento de las tensiones. Como la historia nos ha enseñado lamentablemente también una irrupción de los más radicales.

En Cataluña estamos ahora en esa fase. Quienes mandan saben que no tienen el suficiente respaldo de los votos, y entre irse o quedarse, prefieren hacer ese tipo extraño de "transformance" para mantener sus ingresos mensuales. Aquellos que apostaron por el "procés", incluso aquellos que lo creyeron, en su desesperación miran de aumentar la tensión para no perder su actual "status quo". Ya me dirán cuantos diputados de la CUP tendrán nueva oportunidad de lucir camisas limpias en sus anodinas vidas.

Lo triste al final es que entre mentira y mentira nadie se mueve. Ves las encuestas y quien más sube es ERC, cuyo líder gana votos más con el silencio que abriendo la boca. El partido, otrora Ciu, ahora de nombre desconocido, cae por el barranco de la historia. Ya no hay ni casi candidatos dispuestos al martirio. El "señor de Girona", aquel que mintió en su CV aunque nada paso, dice que no será más presidente. Obvia Puigdemont, ese es el señor, que no lo será no por su decisión sino por los votos de la gente.

Porque al final sí los votos, no la televisión, la manipulación o el dinero público, han puesto lentamente, y con dolor para muchos por el tiempo perdido, a Cataluña en su lugar. El independentismo, o "frontismo", pierde posiciones. Ya no es la revolución de las sonrisas o los helados. Ahora sólo los radicales, muy radicales, osan levantar alguna mano. Digo alguna, porque lo cierto es que bajan la cabeza cada vez ven a la autoridad.

El panorama pero es desolador. Cataluña ha perdido unos importantes años por satisfacer los egos de una clase política familiar cuyo único fin no era el país. Su fin era su supervivencia. Han jugado con los sentimientos de todos los catalanes, tanto de los que eran favorables a la independencia como los que no. Ambos loables de concepto, y tan catalanes unos como otros.

Quedará para la historia los momentos esperpénticos. Como cuando la presidenta del Parlament negó ser de ERC; o peor aún cuando comento que nunca entraría en listas políticas. Mintió, una y dos veces, pero esos catalanes de la familia le dieron un cargo. La mentira tiene sueldo. Al final como estos años en Cataluña, y sobre todo algunos catalanes, han creído que el país era suyo. Han gestionado el territorio como una exclusiva casa. Un reino propio, el último territorio feudal del s.XXI.

El futuro de Cataluña es turbio. Será más claro cuando la mentira abandone la política. Carles Puigemont no será presidente porque no tendrá votos. Oriol Junqueras no será el primer presidente de un nuevo país. Anna Gabriel no verá la colectivización en nuestras tierras. Los tres no sólo no cumplirán su objetivo, sino que han mentido para intentar conseguirlo. Cuando un país permite la mentira de los políticos algo no se está haciendo bien. El futuro de Cataluña con tristeza es peor hoy que ayer. La independencia no sólo ha aflorado una forma de gobernar familiar, sino aún peor unos individuos cuyo único fin es vivir del país no vivir por el país.




Link:
https://gironanoticies.com/noticia/41916_elfuturodecataluna-4.htm