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13-07-2022 | 18:56hs
•CRóNICAS DEL CONGRESO

El respeto como forma política

El respeto como forma política debe comenzar a verse en este país. Si no perderemos el país.

Sí pensáramos en un mundo perfecto, convertiríamos la palabra respeto en el centro de nuestro pensamiento. Cuando uno llega al Congreso de los Diputados, por primera vez, los excesos verbales, incluso los gestuales, elevan al séptimo cielo los sentidos. Todo son saludos, sonrisas, educación, miradas cómplices, detalles de paz y tranquilidad. Es ese mundo maravilloso, ese 'wonderful world', de finales de los años 60 de Louis Armstrong. A veces sólo faltan dos violoncelistas tocando al paso de la gente.

Aunque los cuentos, como saben, sólo existen en las películas y en los sueños infantiles. La realidad siempre es más cruel. Cuando uno imagina o menta la palabra respeto, las tinieblas se abren paso a patadas, nunca mejor dicho. Convierten el brillo del Sol en una horrible tormenta de verano con rayos y truenos. Luces y sonidos que iluminan cualquier paso alejado de la comodidad.

Nadie niega que vivir con dos violoncelistas a tu vera podría ser un placer intenso. Pero cuando uno quiere tocar la realidad hay que prescindir de ellos. Lo difícil en el Congreso de los Diputados, aunque no lo crean, no es estar, incluso no llegar, sino hacerte respetar. Y el respeto no se logra con gritos, con palabras fuera de lugar, se obtiene con esfuerzo, tenacidad y en muchos casos, buscando esos caminos de sorpresa que permiten lograr objetivos finales. Gestionar emociones al fin y al cabo.

Por ejemplo, en mi vida profesional el Congreso es el lugar donde menos he usado internet. Hay verdadero pánico hasta para escribir la historia más simple. Todo se quiere hacer por teléfono. Todo oral para que no quede nada escrito. Y algunos las cosas orales creemos son divertidas, pero no pueden formar parte diaria de un lugar de trabajo. Al final, la clave como en cualquier profesión, es gestionar el respeto. Que el respeto sea la fuente primaria de tu forma de actuar. Y el respeto nace, en la mayoría de las ocasiones fruto de los errores y de la autocrítica. Ambas palabras imposibles de citar por un político. Y el Congreso no es una excepción.

Y cuando una Institución jamás admite errores o genera autocrítica, tenemos un problema. Porque simplemente no se respetan ni a ellos mismos, y corren para atacar cualquier atisbo de cambio a la vista. Y eso convierte el escenario en más una guardería infantil que en el lugar donde se toman decisiones importantes para los españoles. El respeto como forma política debe comenzar a verse en este país. Si no perderemos el país.




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https://gironanoticies.com/noticia/179353_elre-petocomoformapolitica-1.htm